En Nueva York, la empresa Sensatex diseña y fabrica una prenda que, bien apretada a la piel, permite conocer on line el estado de la persona. No se diferencia, aparentemente, de una camiseta o remera convencionales. Pero ocultos tras sus fibras hay diminutos sensores que monitorean funciones orgánicas y envían los datos obtenidos a través de fibras ópticas y transistores a una computadora inalámbrica. Puede ser usada para fines deportivos o médicos. Pero también podría adaptarse a usos militares, si se la equipa con sensores que informen sobre ubicación o movimientos de soldados.
En su modelo más sencillo, el precio asciende a 175 dólares. "Si esos sensores fueran los cables que se usan para monitorear a una persona internada no podría moverse libremente", dice Jeff Wolf, director y fundador de Sensatex, vinculada con Darpa (Defense Advanced Research Projects Agency), la rama de investigación y desarrollo del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que participó también del diseño de la prenda.
Una joven egresada del célebre Instituto de Tecnología de Massachusetts, Maggie Orth, dirige la empresa International Fabric Machines y mezcla arte, bits y diseño. Lo suyo es wearable computing, algo así como "computación para usar".
Entre sus múltiples creaciones, Orth creó zapatillas que cambian de color a medida que el corredor recorre distancias. O increíbles cobertores de cama en los que sólo con rozar un pompón suave al tacto se reduce la luz del ambiente. Ideales para noches románticas...
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